Cada año nos sorprende la primavera de un modo diferente cuando nos asomamos los jardines de la Fundación. Muchos de los árboles centenarios nos miran desde la historia de este emblemático edificio, recordándonos sus ganas de vivir, por encima de muchas de las dificultades a las que tienen que reponerse, ya que el propio medio en el que han crecido se les va quedando pequeño. Ese es el caso de la glicinia que inunda con sus ramas la zona occidental de los jardines bajos. Su tronco ya ha desbordado el espacio en el que hace casi 100 años se sembró, bajo la atenta mirada de José María Rodríguez-Acosta.
Esta planta es una Wisteria también conocida como “flor de la pluma”, procedente del este de Estados Unidos y de los países asiáticos. Como vid trepadora llega a cubrir con sus ramas gran extensión de enrejados. Es una planta muy conocida y usada especialmente en Gran Bretaña http://chileangarden.blogspot.com.es/2012_04_01_archive.html tanto en casas privadas de pequeñas dimensiones, como en mansiones y zonas palaciegas, y jardines botánicos http://www.kew.org
Desde la mitad del mes de marzo, nuestras glicinas suelen sorprendernos anunciando la primavera con las primeras flores que con timidez asoman por los emparrados. El más meridional y resguardado del frío, es este de los jardines bajos. Más lentamente aparecen también las del Patio de Venus que suelen estar en su máximo apogeo en los meses de mayo y junio, con el final de la primavera.
Hoy nos acompañan en el comienzo de nuestra andadura y con ilusión todos esperamos poder compartirlas en nuestras primaveras venideras.
Bienvenidos al blog de la Fundación Rodríguez-Acosta!!