Descripción y bibliografía

Por regla general, desde el siglo XVI, pero especialmente a partir del XVII, la devoción a San Antonio de Padua -religioso franciscano de origen portugués que vivió en la Italia del siglo XIII, donde murió a sus treinta y seis años, habiéndose distinguido por sus prédicas y por su dedicación a los pobres y a los prisioneros-, prefirió la imagen del santo con el Niño Jesús en brazos, recordando un suceso que tuvo mucha difusión y que ocurrió cuando el santo se hallaba de visita en casa de un conocido. En un momento dado, éste se asomó por la ventana y vio a San Antonio  contemplando, arrobado, a un niño hermosísimo y resplandeciente que sostenía en sus brazos. Cano lo representa siguiendo la iconografía tradicional, como un joven con amplia tonsura monacal, vistiendo el sayo y la capa corta de su Orden. En pie y estático, sostiene al Niño en sus brazos, próximo a su cabeza, como para la contemplarlo muy cerca. Se establece entre ellos comunicación visual, aunque la mirada del santo permanece absorta ente el prodigio de la presencia divina. Al igual que en otras esculturas de pequeño formato de Cano, la cabeza está tallada aparte, si bien en este caso esa peculiariedad técnica sorpernde más dado lo reducido del tamaño. El modelado del hábito está resuelto con simplicidad monumental y con un naturalismo verdaderamente magistral, propio del artista que fue celebrado desde el siglo XVIII por su excelencia en el "partido de paños" . Lo único que se aleja un tanto del sobervio naturalismo de la talla, es el volumen del blanco pañal sobre el que está tendido el Niño, justo en la parte donde lo sostienen las manos del santo; allí los pliegues menudos abultan como si el Niño no ejerciera peso sobre ellos. JMM / Extraído de: Moya Morales, J.; Rodríguez-Acosta Márquez, J.M.: Alonso Cano en el Legado Gómez-Moreno. Granada, 2008.