Esta institución se constituyó el 29 de Abril de 1972 cuando el Patronato de la Fundación Rodríguez-Acosta, y las hijas de Manuel Gómez-Moreno Martínez, María Elena, Carmen y Natividad, llegaron a un acuerdo sobre la cesión del legado. Éste se albergaría en un edificio de nueva planta con sede en terrenos anejos al carmen de la Fundación, y estaría constituido por un museo, un archivo y una biblioteca con dedicación primordial a las labores de investigación en los campos de la arqueología y la historia del arte relativos a las culturas hispánicas.
A efectos económicos y jurídicos el Instituto dependería de la Fundación, pero se regiría por unos estatutos propios y tendría también su propia Junta Rectora.
Constituyen los fines últimos y objetivos específicos del Instituto la:
- Ordenación, registro y catalogación de los fondos del Legado.
- Conservación y exhibición de las colecciones artísticas y arqueológicas propiedad del Instituto.
- Investigación en los campos de la Arqueología y la Historia del Arte relativos a las culturas hispánicas.
- Reedición de las obras agotadas de Manuel Gómez-Moreno Martínez, integrándose también en esta serie, entre otros autores, las de su padre, el también investigador Manuel Gómez-Moreno González.
- Desarrollo en el seno del Instituto de trabajos de investigación bajo la dirección de especialistas y previamente aprobados por la Junta Rectora, en los que podrán utilizarse los fondos conservados en el museo, archivo y biblioteca del Instituto.
- Colaboración en exposiciones y programas de investigación realizados en los campos de la Historia del Arte, de la Arqueología y de la Historia, llevados a cabo por otros organismos, como Universidades, Museos y Fundaciones españolas o extranjeras
Todas estas actividades se realizan según planes aprobados por la Junta Rectora, así como cualquier otra actividad que, a juicio de la misma, contribuya a cumplir los fines para los que fue creado el Instituto.
El edificio del Instituto Gómez-Moreno
Dadas la importancia y volumen del legado, la Fundación Rodríguez-Acosta aunó, en el momento de la constitución del Instituto, los esfuerzos, trabajos y colaboraciones necesarios para la construcción de un edificio que lo acogiera con la dignidad y las garantías que merecía, y que lo mantuviera a disposición de cuantos investigadores, estudiosos y público en general estuvieran interesados en conocer los documentos y obras de arte allí reunidos.
La Caja General de Ahorros de Granada sufragó los costes de construcción del inmueble, donándolo generosamente a la Fundación. Se construyó entre 1978 y 1982 según proyecto del arquitecto José María García de Paredes.
El edificio se ubica dentro del recinto de la Fundación, contiguo al carmen, con el cual comunica a través de sus jardines, si bien constituye un núcleo independiente con entrada propia desde el exterior y posibilidad de funcionamiento autónomo a efectos de visitas, servicios y demás funciones. A él se accede desde la calle Niños del Rollo o desde uno de los dos patios principales del jardín del carmen –el llamado Patio de Venus–. La singularidad del carmen de la Fundación, integrado plenamente con el paso de los años en el paisaje granadino, y su misma proximidad a las Torres Bermejas, aconsejó un planteamiento en la creación de los nuevos volúmenes que no alterara el equilibrio arquitectónico de la zona. Este planteamiento implicaba, por una parte, que el volumen dominante de la nueva sala de exposiciones del museo no sobrepasara la altura autorizada, quedando en parte oculto por la edificación preexistente, y por otra, que los nuevos volúmenes creados no entraran en competencia de escala con los menudos módulos arquitectónicos del entorno. De acuerdo con estos principios básicos se emplazaron escalonadamente los elementos que constituyen el programa, haciendo uso racionalmente de los fuertes desniveles del terreno.
El elemento dominante, correspondiente a la sala principal de exposición, se situó al nivel del Patio de Venus, obteniendo de esta forma, tanto un recorrido de máximo interés por parte del público como preparación psicológica a través de los jardines y patios, como ocultar en gran medida sus dimensiones detrás de la pared coronada de arcos que constituye el fondo del patio del estanque. Una pequeña cámara de planta octogonal, dentro de la cual se repite su forma en una gran vitrina-lucernario, acoge parte de la colección de arqueología.<xml></xml>